El ojo...
Volvámonos observadores crudos.
Estemos dispuestos a penetrar la realidad hasta el último "límite" y las últimas consecuencias.
No nos conformemos con llevar nuestro revelador en nuestros brazos, en el changuito de nuestra cobardía.
Utilizemos esta bella arma donada por la providencia, para descubrir y descubrirnos.
Debemos aprender a descubrirnos vivos y concientes, respirando todos un mismo aire, hablando todos un mismo idioma.
El ojo te lo mostrará. El verdadero ojo te llevará hasta el punto en que te gradúes como un verdadero observador.
Observar la realidad significa apreciar la realidad de la realidad.
Ver el trasfondo y propósito verdadero de cada respiro de las cosas, de cada intención que reina suprema detrás de todo.
Ese ojo debe vivir. Cualquier otro ojo es tan revelador como un ojo de vidrio, pura fantochada.
Que nuestro ojo interno crezca y crezca, y así podamso vivr absortos en constante meditación, pese a externamente movernos igual y/o más que cualquier mortal, internamenter ese ojo no se detendrá en su constante revelación, y eso nos llevará a percibir que existe un ente personal divino, una gran alma que nos está esperando detrás de todo. El ojo te lo mostrará.
Cierra tus ojos y abre tu ojo.
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