21.10.11


No more suicide...


Este es uno de los tantos ejemplos, que en esencia nos intentan llamar la atención acerca de la importancia de recibir una verdadera educación.
No es que se esté ciegamente en contra de la televisión y a favor de los libros, pues en un programa de TV puedo recibir mucha información constructiva, y en un libro X puedo no recibir nada verdaderamente favorable.

Aquí estamos hablando de contenido, más allá del envase en el cual el mismo se presente.

Y desde ya estamos en contra de todo tipo de suicidio, y uno de las más prominentes y peligrosas formas de elegir acabar con la vida de uno, no es solamente saltando de un rascacielos, tomando la cicuta o prendiendo la televisión, sino eligiendo incorporar en nuestro ser información sin contenido real. Suicidio significa perder la vida, perder el tiempo, la energía, etc. en cosas, hábitos, ideas que no poseen un contenido verdadero, que no nos terminen dirigiendo en la dirección de nuestro interés real, de la verdadera riqueza que el alma se encuentra buscando de forma permanente.

Una vida sin contenido es una vida suicida. En verdad, una vida sin verdadera substancia, no ha comenzado a ser vida aún. La vida comienza cuando un real significado es depositado y dado a ella, y para que esto acontezca es muy importante qué tipo de mensajes nos encontramos incorporando en nuestro día a día, pues de eso dependerá el destno que alcanzemos, ya que estaremos utilizando esa información como guía para movernos en este mundo y terminar así cosechando la siembra que hayamos realizado en el pasado.

Y teniendo en cuenta la presencia abismal de información vacía y sin sentido que se nos presenta hoy en día en nuestro camino a través de un bombardeo mediático que ha sido psicológicamente desarrollado para que lo último que hagamos es darle un real propósito a todo, es más que necesario tomarnos todo el tiempo que sea necesario para replantearnos la forma en que estamos eligiendo ser educados, y la forma en que estamos eligiendo que otros sean educados, o más que educados diría yo en los casos generales maleducados, deformados en lugar de formados, degradados en lugar de purificados.

Necesitamos urgentemente tomar conciencia de estos hechos y generar un cambio radical al respecto, emepzando por aquello que quizás nos resulte más difícil: aplicar todas estas cosas a nosotros mismos, y sólo recién allí pensar en cómo compartir estos dieales co el mundo que nos rodea.

Pero semejante tarea es la única loable en tiempos de tanta necesidad, por lo que afortunadamente no tenemos otra salida que embarcarnos en tal travesía, y nos llevaremos la agradable sorpresa de ver cómo nuestra vida toma cada vez más y más sentido, y los reales propósitos de la existencia (alcanzar toda una serie de inestimables metas y logros internos, jamás externos) se van cumpliendo uno tras otro.

14.10.11


Paradojas del día a día


Desde ya no tengo nada en contra de Steve Jobs, pues no conozco en detalle su persona, y de hecho lo poco que he conocido, me parece una persona que con sus palabras y ejemplo ha dejado más que interesantes enseñanzas para muchos, pero más allá de ello, el punto es ir a la idea de esta imagen que hoy encontré en Facebook, y me pareció importante poder compartirla, a modo de reflexión colectiva...

Para los hispano parlantes, aquí se menciona que una persona muere, y 100 millones lloran (por esa persona), y por otro lado 1 millón muere (en relación a personas que mueren de hambre y demás miserias) y nadie llora. Y como conclusión, se dice: la sociedad en la que vivimos está realmente patas para arriba.

Considero por esta vez no gregar muchas más palabras, y que mas bien ese tiempo y ese espacio pueda ser llenado por nosotros mismos, en profunda reflexión sobre qué podemos hacer para cambiar nosotros mismos, y así cambiar la sociedad en la que vivimos cada día un poco más.


6.10.11


¿Por qué tanto insulto?


En los tiempos actuales, y cada vez más actuales, podemos notar -analizando los tiempos no tan actuales- un sistemático deterioro en la manera en que nos comunicamos los unos a los otros.
No sólo se percibe fácilmente este cambio en la manera en qué decimos las cosas (todo un factor determinante en las relaciones) sino incluso en las palabras que escogemos para dirigirnos a los demás. Y este es el tema que hoy deseamos exponer y analizar brevemente...

Y sobre todo, analizarlo en el contexto de la utilización de lo que comúnmente se llama "malas palabras" o insultos, los cuales en su momento eran terminologías que no todas las personas las utilizaban, y aquellos que así lo hacían, las empleaban no en cualquier ocasión, sino para expresar o señalar algo en particular, muy específico, siendo de todas formas mal vistos por la mayoría de la sociedad, al expresarse de tal manera.

El punto en cuestión es que podemos apreciar cómo esta ley ha cambiado, esta tendencia ha pasado de moda, y el uso de insultos ha pasado de ser una excepción a la regla, para volverse una regla en sí, y de esta manera desplazar al diálogo educado que no hace uso de tales expresiones, a la posición de excepción del stándard predominante actual.

Este punto es algo netamente alarmante, que nos muestra de forma cruda una profunda degradación en el ser humano, el cual se ve manifiesto en diversos síntomas, entre ellos la manera en que nos dirijimos a los demás, todo un aspecto fundamental de nuestra existencia cotidiana. Pues si hay algo común y cotinuo para todos, es el hecho de que practicamente el 100% de las personas (aunque a su vez grandes niveles de aislamiento y alienación van estableciéndose más y más como peligrosos stándares que ya dejan de ser también una excepción a la regla) nos relacionamos con otras personas e intercambiamos diálogos, palabras con todos ellos...

Pero la triste situación es que es practicamente mal visto, si al finalizar una oración uno no pronuncia alguna grosería para coronar el intercambio, y así no ser visto como un bicho raro.
La violencia comunicacional se encuentra tan implícitamente situada y depositada en cada uno de nuestros momentos, que desde ya esto genera como reacción obvia e inmediata, un nivel de agresión y tensión en cada respiro de todo aquel que elije formar parte de este tipo de idioma.

Así, es todo importante el replantearnos cada uno de estos puntos, sistemáticamente:

¿Qué palabras estoy utilizando para dirigirme a otros?
¿Con qué energía estoy cargando a cada una de mis expresiones en relación a los demás?
¿Qué consecuencias esto genera en mi vida?
¿Qué estoy haciendo para poner fin a tales consecuencias?

Y así sucesivamente....

Es tiempo de reflexión, de replantearnos desde cero cómo nos estamos manejando en nuestra vida, y de ser necesario, hacer los ajustes que se requieran para devolver la añorada armonía a este mundo, y cada uno de los seres que allí habitan.