Atención...Atención...Atención
Un discípulo acudió a su maestro en busca de consejos.
“-Maestro no puedo encontrar la paz en mi vida…necesito su consejo.-el maestro respondió. ..ATENCION…-y permaneció en silencio cerrando sus ojos. El discípulo se retiró.
Al cabo de un tiempo, regresa en busca de consuelo y ayuda.
El maestro lo recibe, y luego de escucharlo, responde:
ATENCION…ATENCION…-y permaneció en silencio cerrando sus
Ojos. El discípulo se retiró.
Pasaron siete años. El discípulo vuelve al encuentro de su maestro. Este permanecía en su lugar de siempre, el tiempo parecía no pasar en su rostro.
-Maestro…dime algo más, no logro encontrar el camino de la paz en mi vida…El maestro responde. ATENCION…ATENCION…ATENCION…y permaneció sentado cerrando sus ojos.”
Esta antigua parábola oriental, ilustra la ceguera espiritual del hombre que cree comprender y en realidad está cegado al entendimiento de la verdadera sabiduría.
El hombre atrapado en la ilusión de los sentidos, cree poder “ver”, y así busca la felicidad por caminos equivocados que solo lo llevarán a un callejón sin salida.
Un síntoma clave de esto son los trastornos de ansiedad, tan típicos de esta era. La ansiedad es simple y llanamente un estado emocional destructivo que indica un apego a cosas materiales e ilusorias. Un mirar hacia fuera en vez de mirar hacia adentro. Buscar fuera lo que no se encuentra dentro.
Así como el Amor no envidia, el Alma no padece ansiedad.
El hombre muchas veces en la vida actúa con su vida como un jugador compulsivo que no puede dejar de apostar. Y así , como efecto dominó, las consecuencias no se detienen, un error trae otro error, una mentira trae otra mentira.
Si observamos una larga hilera de fichas de dominó, vemos que al caer la primera, ya no hace falta nada más.
La secuencia se hace interminable.
Así, comparativamente, debemos “cuidar” celosamente nuestras actitudes y acciones; y nuestra palabras que son también una acción.
Pensar en la intención que ponemos en ellas, y siempre la finalidad debe ser: “HACER EL BIEN” y generar una condición positiva (Aún cuando sintamos ser rechazados por el otro, esto no debe afectarnos.)
Una frase que me quedó muy grabada de Swami Paramadvaiti , es cuando dijo en una de sus conferencias:
“…De cómo empezó, ya se sabe como termina…”
Todos queremos, desde nuestra limitada condición humana,
un Amor incondicional, un reconocimiento en nuestro trabajo, un bienestar que nos permita atender nuestras necesidades básicas y primarias de nuestro físico, pero cabe preguntarnos si nosotros
“¿Somos capaces de dar ese Amor Incondicional? Sin esperar absolutamente nada del otro, solo por Amor?.
Antes debemos sentirlo por DIOS.
Y…atendamos las señales, todos sabemos en qué momento debíamos haber detenido la rueda, y no lo hicimos.
Es importante la sinceridad ante nosotros mismos, y la voluntad decidida . Nadie dijo que fuera fácil.
En general el hombre se autoengaña porque están en juego intereses especulativos. Ello es perder el tiempo y complicar el Karma en sentido negativo. Tarde o temprano…como dice el
I CHING: “ …El mal se hará presente.”
CHRISTINA
23.9.10
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