4.11.12


La fundamental importancia de adquirir un criterio propio



Una de las principales falencias en toda institución religiosa es caer fácilmente en actitudes sectarias, dogmáticas, impositivas y en donde en lugar de estimular de forma madura y sana el crecimiento y criterio de sus miembros, se les mantiene aceptando de manera mecánica ciertos conceptos que pese a ser válidos en esencia, no han sido apropiadamente digeridos ni asimilados por aquellos que los reciben, ni quizás por aquellos que se encuentran impartiéndolos.

Por ello es absolutamente necesario que cada individuo que forma parte de este tipo de grupos, gradualmente desarrolle un criterio propio, un lenguaje único que caracterize su eterna individualidad y que le permita entregar y compartir el mensaje de manera viva e irrepetible, todo lo cual hará que tanto su ejemplo como su discurso se vuelvan genuinos en esencia.

Desde ya que para lograr semejante realización deben existir ciertos parámetros (sobre todo en las etapas iniciales de práctica), ciertas reglas y regulaciones como solemos llamarles, que otorguen una estructura y guía general, para paulatinamente dar espacio y lugar al fruto maduro que debería nacer de semejante cultivo: que cada miembro, dentro de sus capacidades y deseos, pueda comprender y asimilar el contenido interno del mensje presente en nuestra filosofía.

No sólo debemos recibir, escuchar, memorizar y repetir el mensaje, sino que debemos reflexionar, analizar, contemplar, indagar, incluso cuestionar todo lo que estamos recibiendo, para que nuestra aceptación del proceso no se base en una fe ciega, sino en un verdadero sentimiento innegable que nos lleva a abrazar este tipo de conceptos.