Una pequeña población vivía en medio de dos altas montañas.
Entre ellas habitaban muchos ancianos, Debían subir y bajar una de las montañas para ir a comprar comestibles.
Un día un anciano considerado tonto, que tenía cerca de 90 años vivía en una casa que enfrentaba a la montaña, cuando salía pedía a su familia que lo acompañara para poder realizar el trayecto de subir y bajar la montaña.
Cierta vez decidió decirles:”Ustedes y yo nos pondremos a trabajar con todas nuestras fuerzas y nivelaremos un paso que nos lleve directamente hasta el pueblo. ¿Qué dicen?”.
La familia estuvo de acuerdo, pero su esposa dijo:
”Con vuestras fuerzas no podrás modificar la colina.
¿Cómo podrás mover las rocas y dónde trasladar la tierra?”.
Se alejó entonces con sus tres hijos y nietos que comenzaron a cavar, y a trasladar la tierra en canastas hasta otro lugar. Un pequeño niño huérfano de cinco años fue con ellos para ayudarlos.
Un sabio se rió del anciano tonto, y trató de disuadirlo, acudiendo a explicaciones lógicas y racionales le dijo: ”¡Qué tonto
eres, con tu fuerza , la edad que tienes y los años que te quedan de vida no podrás ni siquiera arañar la montaña !”. Y sonrió.
El anciano tonto dio un largo suspiro y dijo:
“Solamente es vuestra mente la que no está de acuerdo; una
Vez que tengáis la mente dispuesta , nada podrá pararos. Tenéis menos valor que el pequeño niño huérfano. Cuando muera quedarán mis hijos (para continuar el trabajo), y los hijos de mis hijos tendrán hijos, y a su vez los hijos de los hijos de mis hijos
tendrán hijos, y así por generaciones. Todos continuarán el trabajo y algún día la montaña será nivelada. DIOS nos ayudará”
El sabio no pudo contestarle.
DIOS se apiadó de la sinceridad y la voluntad del anciano, y por su voluntad la montaña fue modificada.
Liehtsé
Parábolas de los antiguos filósofos.Traducción de Lin Yutang
Adaptación: Cristina Noemí Mafía
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