Todos ustedes/nosotros están/estamos más que familiarizados hoy en día con el concepto del GPS (Global Positioning System: sistema de posicionamiento global), el cual permite a todo
automovilista, encontrar el "camino a casa" sin posibilidad a perderse, e incluso si por una u otra razón nos "perdemos", el gentil GPS de inmediato generará una nueva alternativa y forma de poder llegar a destino sanos y salvos.
De la misma manera, utilizando la analogía del automóvil, podríamos decir que nuestro cuerpo es todo un sofisticado vehículo diseñado con mecánica de última, y nosotros como pasajeros nos encontramos situados al volante. Este centro de operaciones es el corazón, y de acuerdo a las revelaciones místicas de toda tradición genuina, allí nos encontramos nosotrs, como unidades de conciencia.
Desde el cuartel general del corazón, nos disponemos a emprender un viaje a través del vehículo del cuerpo, el viaje hacia la perfección, al felicidad y el conocimiento eternos.
Este es un viaje que requiere su tiempo, y en el cual tendremos que estar dispuestos a encontrarnos con toda una serie de situaciones esperadas e inesperadas, obstáculos previsibles y no tan previsibles, momentos en donde tendremos que salir "a boxes" para recuperar nuestra energía y acicalar nuestro entusiasmo, etc.
Pero no estamos solos en este trayecto tan desafiante: así como todo carro que quiera asegurarse llegar a destino en un 100%, y así como cualquier chofer no muy experto en el camino a seguir admitirá que necsita cierta guía y ayuda, en este mismo sentido contamos dentro de nosotros con un gps que constantemente nos está indicando el sendero apropiado.
Esta entidad siempre presente que acompaña al ser antimaterial en su travesía última, ha recibido incontables nombres a lo largo de los años: Espíritu Santo, Paramatma (Superalma), etc. En otras palabras: una voz que sabe lo que necesitamos saber y nos lo comparte a viva voz de manera desinteresada e ininterrupida.
El poder contar con semejante "aparato" dentro de nosotros, nos vuelve de inmediato santuarios caminantes practicamente, nos transforma en un santiamén en las personas más afortunadas del planeta. Y el punto interesante entre otros, es que absolutamente todos contamos con ese GPS dentro de nosotros, y nos volveremos afortunados, en la medida que logramos ubicar su dial, que logramos sintonizar su frecuencia plena de compasión y buenas intenciones:
Gran
Pequeño
Sustentador
Geniales
Palabras
Sonando
Generosa
Presencia
Suprema
En fin, de mil y una maneras podríamos continuar apreciando este gran regalo de contar con una guía que constantemente nos está hablando (a gritos...sí, a gritos!!!) sobre qué y cómo hacer las cosas de la manera apropiada.
Si aún no sentimos esa voz, o la confundimos poco expertamente con otras guturales vibraciones internas (mente, ego falso, y diversos vecinos de turno con voz propia), se recomienda el instruirse sobre la naturaleza de cada una de estas personalidades cual okupas, para así poder poner cada cosa en su lugar, y aprender a prestar atención a lo que quizás estamos distraídos, y aprender a estar distraídos a lo que quizás le estamos prestando una atención excesiva y/o innecesaria, con todas las consecuencias que ello pueda implicar.
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