24.6.10


LA CODICIA o el DESEO… OTRO VENENO del ALMA

A continuación un más que interesante artículo compuesto por una colega de sendero, Cristina, psicóloga y buscadora sincera de la verdad, quien en esta ocasión no hablará sobre la naturaleza del deseo mal encaminado:


El “deseo” que se presenta como “Codicia”, es una conducta que manifiesta claramente el apego a formas materiales.

Se presenta habitualmente a través de lo que los psicólogos llamamos: “compulsiones”. Estos son estados mentales insanos que evidencian una mente engañosa llena de obstáculos.

La mente se deja llevar por hábitos sensoriales, tiende a cosificar al objeto y a reaccionar impulsivamente ante ello.

Hay preconcepto y prejuicio.

Proviene generalmente de situaciones traumáticas infantiles que han determinado una construcción irreal, ilusoria, con la cual se ha compensado una experiencia intolerante.

Una de las características que definen la Codicia es la insatisfacción permanente.

La ilusión y lo irreal es lo que determina la falsa creencia de que a través de ello se alcanzará la Felicidad.

Todos los seres humanos “deseamos” alcanzar la Felicidad; el tema en cuestión es quizás plantearse: ¿Por cuál camino se busca?

Así el hombre emprende a través de toda su vida un sendero de laberintos erráticos que en forma reiterada lo llevan a un callejón sin salida. Muchas veces intenta reflexionar y se pregunta. “En qué me equivoqué”; sin encontrar la respuesta correcta.


Una forma de Codicia, sumamente peligrosa es la que toma la forma de Poder.

El Deseo de Dominio y Sometimiento del otro con distintos fines utilitarios y especulativos.

La Posesividad y la Expropiación muchas veces hasta de la identidad.

El controvertido Franz Kafka, visto en su época como un oscuro y marginal sujeto, ha introducido la palabra Deseo, en la acción de obedecer y responder a los autoritarismos de Estado, y ha simbolizado: el aislamiento, la discriminación y la depresión en que sucumbe aquél que subvierte o transgrede esa cultura del Deseo del Poder.

Lamentablemente, como el propio Kafka lo simboliza en su producción literaria, muchas veces el germen originario se encuentra dentro del núcleo familiar.

Así el cuerpo, es el recipiente de la angustia que nos produce esta cultura.; Angustia que finalmente es segregada a través de enfermedades generalmente irreversibles.

El hombre basa su seguridad en sus posesiones materiales, y no se plantea afirmarla en base a sentimientos sinceros de Amor y Compasión.

Lamentablemente, asociado a la Codicia o el deseo están las emociones destructivas como la Envidia y las aflicciones mentales como: la Avaricia, la Crueldad, la Desvergüenza, la Falta de Escrúpulos, el Engaño y más.

El hombre tiende su propia trampa encontrándose cada vez más vacío y más solo.

Un conocido proverbio dice:”Era un hombre tan pobre… tan pobre…que sólo tenía plata”.

Habitualmente, también se presenta la forma codiciosa en las relaciones de pareja, se intenta materializar las relaciones, anclarlas a través de proyectos concretos, arraigarse uno en el otro a través de la materia, sin tener en cuenta lo más importante que es el compromiso espiritual.

Un ejemplo ilustrativo es como decir: quiero tener un árbol y no preocuparse “día a día” por la semilla que se plantó.

Esta solo germinará, sobrevivirá y llegará a ser un árbol con sólidas raíces, sólo si las condiciones son favorables.

Posiblemente después, el árbol podrá enfrentar algún temporal.

Es como construir una casa sin cimientos.

Un destacado Doctor en Psicología y Psiquiatría de la Universidad de Wisconsin Madison -EE.UU-, Richard J. Davidson refiere que:

“El deseo provoca cambios moleculares en el sistema dopamínico que alteran profundamente su funcionamiento.”

“La dopamina es una sustancia que se encuentra en el cerebro y se encuentra exacerbada en todas las formas de deseo, observándose en su mayor anormalidad en las adicciones de todo tipo. (lúdicas, sexuales, abusos de sustancias, objeto filia , etc.)”

“El Deseo puede hallarse muy condicionado por los hábitos, no solo por lo biológico.” “Si un adicto a las drogas consume en una determinada habitación o con determinadas personas, basta la sola presencia de ese entorno para provocar las modificaciones cerebrales que actúan como estímulos significativos.”

“El circuito cerebral de la satisfacción o placer se diferencia del circuito cerebral del deseo, pero ambos funcionan simultáneamente.”


El eje clave que alerta el peligro es que:

” A medida que aumenta el deseo, disminuye la sensación de placer y disfrute, lo que implica que cada vez se disfruta menos y se desea más, consecuentemente se desea más para obtener mayor placer”, cayendo en un circuito sin fin.

Llegada esta instancia ya la persona no puede salir sola.

Necesita ayuda y debe por sobre todas las cosas:

TOMAR CONCIENCIA Y TENER LA MINIMA VOLUNTAD DE QUERER MODIFICAR SU VIDA.

Cristina


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