Hoy en día buscamos la felicidad.
Ayer, hoy, mañana. En todo momento, en todo lugar.
Y hemos llegado a agotar toda posibilidad de esperanza en este plano, hemos extraído el zumo "vital" de la materia hasta tal punto aquí en la Tierra, que ahora nos proyectamos a la conquista espacial.
Claro, esto es algo que se menciona y trata desde la supuesta llegada del hombre a la Luna en el 69. Una de las mentiras más grandes de la historia.
Imagínense, desde esa vez hasta hoy en día, 40 años han pasado, y nunca más el hombre pisó la Luna durante este período, con todos los adelantos tecnológicos obvios que acontecen en el lapso de 40 años.
Pero más allá de este tema, el punto es que por olvidar que la riqueza se encuentra dentro, que el tesoro está escondido en nuestros corazones, consideramos que nuestras esperanzas yacen tan, tan lejos....y que solo seremos felices cuando osemos nuestro pie en Marte o Neptuno.
Todos síntomas de lo importante que es cerrar nuestros ojos y mirar, buscar, limpiar las estanterías del ser, y profundizar hasta llegar al objetivo único del alma: el amor puro, que yace sepultado bajo una cortina de deseos egoístas, que debemos traspasar. Comenzando ahora....
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