3.3.11


Inspiracional...

Las siguientes palabras han sido inspiradas en una monumental clase de Srila Atulananda Acarya...



La inspiración.
Qué concepto tan preciado, tan perseguido por todos.
Que sustancia tan terriblemente codiciada y al mismo tiempo malinterpretada y abusada.

Pues por un lado la inspiración puede llegar a nuestra vida y cambiarlo todo, pero al mismo tiempo podemos facilmente no darle la apropiada bienvenida a semejante invitado, o exigir su presencia sin nosotros estar dispuestos a actuar de la manera apropiada que invocará su presencia en nuestras vidas.

La inspiración en un punto podría ser un sinónimo de entusiasmo. Un tipo de correcta adrenalina que llega a nosotros para msotrarnos cómo hacer las cosas de la manera apropiada, cómo tonificar nuestra existencia en una dirección que sea por completo saludable para todo el entorno que nos rodea, todo este mágico suceso aconteciendo en simultáneo y armonizándolo todo.

El punto es que muchas veces, y especialmente en relación a la práctica espiritual -donde el factor inspiración es a menudo requerido y solicitado-, este importante aspecto no es apropiadamente entendido, y así podemos cometer un sinfin de errores que nos llevan justamente a lo opuesto, esto es, a la total ausencia de tal añorada inspiración.

La inspiración llega como una invitada sin aviso, quien nos visita sorpresivamente cuando quizás menos lo esperamos, cuando quizás menos la exigimos incluso, quizás justo en aquel momento donde no nos consideremos dignos de recibirla, donde nuestra genuina humildad no nos haga sentirnos naturales propietarios de tamaño logro.

Y el punto es este...muchas veces podemos desanimarnos, quejarnos o incluso abandonar a aquellos que han sido nuestras principales fuentes de inspiración en la vida, bajo el pretexto de "ya no me inspiran (tanto, como antes, etc.)", y en buena cantidad de casos, ese "ya no me inspira" debería traducirse como "ya no me gratifica": ya no me hace disfrutar, ya no me consiente, ya no me dice sólo aquellas cosas que mis oídos condicionados quisieran escuchar, en otras palabras, ya no me engaña como me encantaría que lo hicieran.

Y si nos quejamos, si actuamos de tal manera como demandando, sintiendo que "merecemos estar inspirados", primero deberíamos bajar nuestra cabeza, reconocer nuestra presente situación embotada dentro de lo relativo, y decirnos a nosotros mismos: "Cómo es posible que yo me permita confiarme en mi presente inspiración?" Mas que confiar en nuestra inspiración, deberíamos educar a nuestra inspiración. Esa debería ser nuestra principal ocupación actual, educar a nuestra inspiración hasta tal punto que en lugar de estar confiándonos ciegamente en tal vez instintos más cercanos a una vida animal y egoísta, podamos gradualmente ir introduciendo una verdadera inspiración, y esto es ante todo una verdadera educación.

Y para volvernos realmente educados, debemos practicar la sumisión, y esto debe hacerse frente a alguien. Y ese alguien desde ya estará por encima de nuestras cabezas, y quizás no siempre nos diga o solicite aquello que nos resulte más gratificante para nuestra mente y ego, y solo aquellas almas sinceras podrán pasar este tipo de rigurosa examinación, en donde muchos quizás queden atrapados en el camino, en el filtro de la hipocresía y el engaño, clamando que "ahora han encontrado nueva vida e inspiración", sin mostrar un ápice de agradecimiento al menos por su pasada experiencia, etc.

En resumen: en lugar de reclamar querer ser inspirado, yo debo buscar inspirarme, en lugar de que "me inspiren". Y para llegar a semejante logro, debe haber un profundo sentido y concientización de lo que estamos recibiendo, y lograr ser lo suficientemente agradecidos con ello, y lo suficientemente profundos para darnos cuentas que no tenemos la necesidad de salir corriendo a alguna otra parte, sino simplemente estar más atentos a lo que venimos recibiendo desde hace tiempo...

Cierra tus Ojos y aprende a recibir la verdadera inspiración en tu vida, cueste lo que cueste...

:)

No hay comentarios: