El ABC de la Humildad
Estos pasados días han representado una intensa visita a uno de los aspectos más fundamentales y a su vez básicos de "La" cualidad: la Humildad.
Y este aspecto revisado y encontrado más y más en estos días, ha sido el hecho de aprender a buscar y reconocer los propios errores, sin por esto desear huir de la situación al verlos, ni tampoco ahogarme en un tumulto de complejos varios que no me permitan trascenderlos.
En muchas ocasiones el ser que aspira a heredar y manifestar las genuinas características de un ser humano, se ve en una disyuntiva casi absoluta frente a esta situación, de excavar en lo profundo y estar dispuestos a todo. Se requiere valentía, y mucha, mucha sinceridad, para salir vivitos y coleando de semejante travesía, a la cual querramos o no, se nos invitará a participar directa o indirectamente, pues resulta inevitable pasar por esta aula en la escuela de la vida, y poder continuar evolucionando con semejante lección bajo el brazo, ya aprendida.
Para abrazar la humildad en su aspecto más elemental (esto es, reconociendo nuestro defectos presentes y no idntificándonos con ellos) debemos estar dispuestos a dejar toda cobardía atrás.
Debemos animarnos a saltar al precipio en donde nadie más que nosotros será responsable de lo que ocurra en nuestra vida: no habrá nadie a quien culpar, no habrá nadie a quien criticar destructivamente, no existirá la chance de que albergue sentimientos de animosidad para con absolutamente ningún ser de la creación.
Y si en todo caso deseo darle alguna aplicación práctica a tales tendencias, pues seré lo suficientemente dama o caballero, para aceptar el reto de hacerme cargo de mi propia existencia, con todo lo que eso implica.
Seré lo suficientemente íntegro e idealista, como para no caer, no ceder en la debilidad que me invita de manera constante a dirigir mi mirada hacia como el mundo entero está haciendo las cosas, y dedicarme a analizarlo y criticarlo según convenga, en lugar de apuntar mi ojo hacia mi propio mundo interno, examinando cómo están las cosas por allí.
Estos días he percibido, qué tan fácil nos resulta una y otra vez olvidar este ABC, y querer saltar a las últimas letras del abecedario, sin haber aún aprendido a hacer correcto uso de las primeras tres siquiera: A, B, C.
La humildad es mucho más valioso y necesario para nuestra nutrición, que lo que quizás consideremos en el momento presente, y no debemos escatimar esfuerzos en descubrir esta verdad salvadora. No debemos cometer el craso error de pensar que existen muchas otras cosas que tengan prioridad frente a esta virtud sublime y excelsa, al cual debe ser entronada en nuestro altar de aspiraciones, como una de las grandes metas a alcanzar.
En gran parte, todo lo que llega a nuestra vida, llega para que entendamos la necesidad de volvernos humildes, de incrementar nuestra humildad. Volverse humilde justamente es eso, no sólo "volverse", sino incrementar aquello que ya he desarrollado hasta cirto punto dentro mío.
Y para embarcarnos en tal travesía, naturalmente se nos presenta la necesidad imperiosa de contar con verdaderos aliados en esta maratón. Aliado en el sentido, de que estoy más que tranquilo que cuento con alguien que en el mismo segundo en que me estoy desviando la más ínfima distancia de mi camino & objetivo, esa persona estará allí, amorosamente señalándome mi falla, y con su propio ejeplo y palabras, animándome a hacer las cosas como debo hacerlas, y no tanto como quizás "quiera" hacerlas en el momento presente.
Que la humildad triunfe por sobre todo, y que ese trofeo que ansioso nos espera, llegue lo antes posible a nuestro sediento corazón.
:)
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