17.5.10

No contamina al hombre tanto lo que entra a su boca como lo que sale...


Màs claro que esa frase y que esta imagen (y que tantas evidencias y tristes casos), echèmosle agua al asunto.
Debemos tener TANTO cuidado con que cada una de nuestras palabras que elejimos exportar de nuestra boca se vuelva una unidad de alivio, se vuelva una vibraciòn que ayude y armonize con el medio ambiente y las personas que recibiràn esos sonidos.
Debemos tener MUCHO cuidado de no ejercer violencia verbal y psicològica a travès de nuestro hablar cotidiano, algo tan fàcil de "lograr", sin ser esto precisamente logro alguno.

Controlar el impulso de la lengua y sòlo decir aquello que es absolutamente provechoso y necesario puede parecer una propuesta casi utòpica para un buen porcentaje del globo, pero esto ayudarà de manera inimaginada al equilibrio global del mundo, siendo este sostenido y afectado de manera dramàtica por las diversas vibraciones sonoras que pululan a su alrededor.

Volvàmonos reales activistas sonoros, y utilizemos este poderoso elemento para llegar màs y màs al corazòn de los demàs, en lugar de destruirlo/s...

:)

2 comentarios:

khrissma-Claro de Luna dijo...

Comparto muchísimo este artículo.

La palabra dicha, como la flecha disparada no se puede volver atrás.
No sólo es la palabra, sino que la intención que trae es mucho más violenta todavía.
Se crea una "atmósfera psicológica"
contaminante para el cuerpo , la mente y el alma.
Una palabra puede curar...
Una palabra puede envenenar...

Muchas veces ante una situación agraviante es mejor elegir:
El Silencio.
En su libro " Los mensajes del agua" de Masaru Emoto, muestra la transformación de los cristales del agua cuando se escribe la palabra AMOR en un recipiente con ella. Ante palabras desagradables, los cristales toman formas horribles.
Imaginense la incidencia en nuestro cuerpo biológico(simplemente) cuyo contenido es
70 % acuoso!!!.

H.K.
Christina

khrissma-Claro de Luna dijo...

Comparto muchísimo este artículo.

La palabra dicha, como la flecha disparada no se puede volver atrás.
No sólo es la palabra, sino que la intención que trae es mucho más violenta todavía.
Se crea una "atmósfera psicológica"
contaminante para el cuerpo , la mente y el alma.
Una palabra puede curar...
Una palabra puede envenenar...

Muchas veces ante una situación agraviante es mejor elegir:
El Silencio.
En su libro " Los mensajes del agua" de Masaru Emoto, muestra la transformación de los cristales del agua cuando se escribe la palabra AMOR en un recipiente con ella. Ante palabras desagradables, los cristales toman formas horribles.
Imaginense la incidencia en nuestro cuerpo biológico(simplemente) cuyo contenido es
70 % acuoso!!!.

H.K.
Christina