Un poeta místico nos rodeaFacundo Cabral nació en un puerto argentino en mil novecientos treinta y siete, y desde que aprendió a caminar no se detuvo jamás.
Cuando se fue de su casa, niño aún, su madre lo acompañó a la estación y, cuando se subió al tren, le dijo: este es el segundo y último regalo que puedo hacerte, el primero fue darte la vida, el segundo libertad para vivírla, y Facundo cuidó de esa libertad como nadie, por eso es uno de los pocos hombres independientes que anda por este planeta, un lobo estepario que pasa por las ciudades para excitar a la gente. Con los años, y casi todo el mundo recorrido, su fuego ganó en calidad porque antes quemaba y ahora ilumina, tanto que muchos dejan las drogas o la idea del suicidio después de escucharlo. Nunca se detuvo en ningún lugar, ni en la fama que, dice, "es asunto de los demás, no mío, porque yo no vivo ni con ella ni por ella, la fama es un bullicio que sucede fuera de mi."
He aquí algunas de sus hitóricas palabras:
“ Cada mañana es una buena noticia, cada niño que nace es una buena noticia, cada hombre justo es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor, es un soldado menos. Todo esto y mucho más, lo aprendí de mi madre, se llamaba Sara, la elegí como madre por la misma razón por la que Dios la eligió como hija. Nunca pudo aprender nada puesto que, cada vez que estaba por aprender, llegaba la felicidad y la distraía. Nunca usó agenda porque hacía sólo lo que amaba y eso, se lo recordaba el corazón. Se dedicó sólo a vivir y no le quedó tiempo para otra cosa.”
El maestro RubinsteinEn el Campo di Fiore, en el trastevere romano lo encontré, dándole migajas a las palomas. Le pregunté: ¿Usted es el que yo creo? y me dijo: Yo soy el que tú quieras. Le pregunté: ¿Usted es el maestro? Y me dijo: No, maestro es el que te puso delante de mi y a mi delante de ti. Yo soy Arthur Rubinstein.
La Madre Teresa de CalcutaPregunté a la Madre Teresa en Calcuta: ¿cuándo descansa? y me dijo: Descanso en el amor. Le pregunté: ¿cuál es el lugar del hombre? y me dijo: Donde sus hermanos lo necesitan. Le dije: nunca la escuche hablar de política, y me dijo: Yo no puedo darme el lujo de la política, una sola vez me detuve 5 minutos a escuchar un politico, y en esos 5 minutos se me murió un viejecito en Calcuta. Cada vez que yo entraba a la casa de la Madre Teresa, sentía que Dios recién había salido. Una señora, impresionada por verla bañar a un leproso, le dijo: yo no bañaría a un leproso ni por un millón de dolares, a lo que Teresa contestó: Yo tampoco porque a un leproso solo se lo puede bañar por amor.
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